Esta semana nos centramos en el segundo Yama, Satya, Verdad, que, como en toda filosofía, tiene distintas interpretaciones
Sin entrar a ponernos muy metafísicos, filosóficos ni espirituales, podemos decir que cada uno de nosotros tenemos una Verdad, nuestra verdad propia y única, esa vocecita interna que nos susurra al oído de vez en cuando y que no siempre queremos escuchar.
¿La voz del Alma?
En Yoga se considera que, además de nuestra verdad individual, existe una Verdad suprema, aquella que podemos llegar a observar al desprendernos de nuestros condicionantes: los de la sociedad, la familia, el trabajo, el entorno, etc.
Tenemos la libertad de vivir desde nuestra verdad, y vivir desde nuestra verdad nos hace más libres
Para entrar en contacto con esa verdad suprema, debemos desprendernos de los velos, de las impresiones de la mente, los samskaras, en sánscrito (la antigua lengua de la India). Ese sería el estado más elevado del camino del yoga, el Samadhi, o iluminación o realización del Ser.
Pero antes de llegar ahí, podemos dedicarnos momentos a nosotros mismos para escuchar nuestra propia voz y verdad interiores. Para eso, podemos hacernos algunas preguntas:
¿Te permites momentos de soledad para escuchar tu voz interior?
¿Tienes momentos para diferenciar tus propios deseos de las expectativas externas?
¿Le das espacio a tu verdad en el día a día?
«Al inhalar, el Ser se integra en el cuerpo, al exhalar, el cuerpo se integra en el Ser», Iyengar
Para ayudarnos a entrar en estos espacios de vuelta a nuestro centro, esta semana compartí en redes una práctica de respiración que bauticé como respiración Iyengar, pues él decía: «Al inhalar, el Ser se integra en el cuerpo, al exhalar, el cuerpo se integra en el Ser». Puedes repetir el mantra, en silencio, mientras practicas.
Respiración Iyengar para volver a nuestro centro, a nuestra Verdad
Podemos usar este mantra para volver a nuestro centro.
Y hasta aquí esta pequeña introducción e interpretación de Satya, Verdad, para ponerla en práctica cada día.
Besitos
